jueves, 16 de octubre de 2008

16 octubre 2008

La especulación tronó al mundo

El mundo entró en una crisis financiera insólita. No sabemos aún que falló, lo que es un hecho es que el ciudadano común no está asimilando la dimensión del problema a la misma velocidad que suceden los hechos.

En mi opinión, el problema central es una falla endémica por la naturaleza del exceso de la especulación. Los Estados Unidos en los últimos años ha tomado dos decisiones que, en conjunto con el negocio de la especulación, llevaron al mundo a esta gran crisis: la primera es trasladar su producción fuera de su territorio y de su región; hoy en el territorio americano se producen ya pocas cosas y las que se producen se las fueron dejando poco a poco al mercado de los indocumentados, dónde pagan poco y representa un nulo gasto de beneficio social. Todo ese dinero, además, sale del país hacia México y Centroamérica.

La segunda decisión fue crecer su economía en función del mercado de la especulación. Este gran negocio creado a partir del manejo de los fondos excedentes de bancos, aseguradoras, fondos de pensiones y otras compañías, se quedo en Estados Unidos, creando, además, un mercado de servicios alrededor de la especulación, las inversiones, los juegos de grandes inversiones en las bolsas de valores y, todo esto , generando una economía ficción que en su momento, según especialistas, generó tres trillones de dólares en ganancias que se esfumaron de pronto durante la fatídica semana de octubre del 2008.

La economía americana estaba sobrecalentada y vivía del mundo de las ganancias virtuales. Si lo comparamos con el gran descalabro financiero de hace algunos años de la compañía Enron, es algo muy parecido: ventas ficticias que incrementaron el valor de las acciones y, de pronto, todo desapareció. En esta ocasión los americanos tenían todo, dobles hipotecas, bonos fabulosos, sueldos increíbles, gastos inimaginables y, además, inversiones en fondos y en la bolsa de valores; todo eso desapareció, todos los valores ficticios de la especulación que estaban por encima del tradicional valor de la producción de bienes y su respectiva ganancia, desapareció y alguien tendrá que pagarlo. De ahí la lógica de un rescate gubernamental con los impuestos de todos. Eso dice la lógica económica, aunque para algunos Senadores americanos eso suene a socialismo.

Curiosamente, ya hace casi veinte años de la desaparición del socialismo como tal. ¿Será que esos veinte años fue lo que tardó el capitalismo en encontrar su agotamiento como sistema económico? ¿Será que la globalización forzó a los países a jugar una guerra injusta y los primeros que pierden por el abuso de especulación son los países desarrollados?

Por el momento, lo único que queda claro es que es necesario regresar a lo básico, a producir bienes y de ahí buscar una utilidad básica para volver a crecer y a tratar de encontrar, para crecer la economía en medio de esta crisis, valores en las cadenas productivas. También, el gran reto es encontrar las oportunidades que esta crisis ofrece y que a la larga determinarán el nuevo camino económico mundial.

Lo que sí es claro, es que es tiempo de liderazgos y de nuevas ideas mundiales. Si a este problema económico global le sumamos los desastres naturales por las afectaciones al clima y el medio ambiente, la sobrepoblación mundial, la crisis de energéticos, que está a la vuelta de la esquina y por consecuencia la escases de alimento, el mundo y sus líderes en el poder tendrán que definir muchas reformas y toma de decisiones que cambiarán el orden mundial.

Por el momento, es tiempo de regresar a lo básico y ver las cosas de manera simple, es tiempo de dejar de especular como un recurso para obtener ganancias superfluas, es momento de trabajar y de crear valores en la producción básica y trabajar en ellos. El excesivo mundo de saliva y la especulación ya probó su gran fracaso.

En México, como en otras crisis, a las empresas que jugaban a la especulación con los fondos de sus empresas y sus tesorerías en las bolsas de valores, ya les reventó el negocio: la especulación de fondos vuelve a cobrar victimas.

También es tiempo de dejar la verborrea de la especulación política y no queda de otra más que buscar los consensos para implementar las verdaderas reformas necesarias para que el país encuentre, en esta crisis, la oportunidad de crecer no importando quien gane o pierda las elecciones.

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