viernes, 26 de junio de 2009

Deber ciudadano ante la elección

Ante las elecciones, todos los ciudadanos debemos de investigar por quien vamos a votar, por lo que ayer me dediqué a llevar a cabo mi trabajo de indagación ciudadana. Como cualquier persona en este país, he estado expuesto a spots de los partidos tanto en la televisión, como en la radio, además de la serie de cartelones que puede uno ver en la calle con los fotomontajes de las caras de los candidatos.

De estos materiales callejeros y de analizar las fotos de los candidatos, me queda la incierta impresión de que algunos parecen delincuentes, otros tienen cara de no saber que van a hacer si llegan a ganar la elección, otros que creen que están en un concurso de belleza; la pregunta es ¿cómo saber que hay detrás de estos fotomontajes? Cabe aclarar que en mi caso personal, ninguno de los candidatos se acerco a mí en ninguna forma. A lo más que llegué es a que uno de los partidos mandó una carta a mi domicilio donde me recomendaban a su candidato. En otra ocasión, en un programa de televisión, vi un pequeño debate de las dos personas que están contendiendo por la diputación local y, por lo que oí, deseché a uno de los candidatos dado que sus respuestas fueron verdaderamente inverosímiles. Ahora quiero completar la información de por quién votar y me puse a investigar el perfil de cada uno de los candidatos, sigamos el ejercicio.

Primero, me metí a la página del IFE para investigar dónde va a estar mi casilla para votar. De una manera muy fácil, en el buscador de la página del IFE, pude ubicar mi casilla, la dirección y hasta los representantes en cada casilla; eso me da la certidumbre de que el proceso electoral está bien coordinado y, por lo menos esa parte, está en manos de ciudadanos. Ahí mismo ubiqué el distrito al que pertenezco y desplegué la lista de los candidatos que están contendiendo. En mi caso descubrí que hay una coalición con un nombre distinto a los partidos conocidos y que es la suma de dos partidos con un sólo candidato; hasta este momento desconocía esta alianza y no había visto ninguna campaña de ellos. Aquí, en la Ciudad de México, busqué las opciones para delegado, diputados locales y diputados federales.

En el IFE también pude consultar las plataformas políticas de cada partido y la coalición, para entender que es lo qué ofrecen. Al leerlos se empieza a formar mi criterio respecto a si mi idea de país va con los preceptos que ahí proponen. Algunos de los documentos, están escritos para que solamente ellos se entiendan, otros dicen tantas cosas que ya existen que me doy cuenta que llenaron páginas por llenar, pero al fin de cuenta ya tengo el marco de referencia de los partidos en cuestión y lo que tratarán de hacer si ganan las elecciones. Con este ejercicio ya cuento con una idea de qué partido me atrae y va con mi idea del país que quiero tener, ahora paso a la segunda parte: los candidatos.

Lo que busco primero es saber qué tipo de personas son, cuál es su experiencia y, como no los conozco en persona, trataré de ver si, con su curriculum, confirmo mi percepción creada por la imagen en su publicidad. Empieza a deshojarse la margarita, un candidato quiere brincar de ser legislador local a la delegación; otro fue diputado en la pasada legislación y quiere ser delegado; otro es de la iniciativa privada y quiere meterse a la política, y así sigo analizando sus hojas de vida.

Me paso a una página llamada Lupa Ciudadana, veo la experiencia de cada uno de ellos y me encuentro con algunas de las preguntas que les hicieron vía internet, analizo lo que están contestando, sus propuestas, y sigo formando mi criterio. Encuentro otra candidata, que es cantante y ahora quiere ser política; otra, una maestra del magisterio, otro es político profesional de muchos años y otra un personaje famoso que basa todo, en sus éxitos personales. Creo que si usted hace el mismo ejercicio, se va a encontrar un panorama parecido. Al final trataré de descubrir si estos candidatos firmaron el acuerdo de “Mi voto por tu compromiso” propuesto por el Sistema de Observación por la Seguridad Ciudadana (SOS), organización que preside el empresario Alejandro Martí.

Le tengo que confesar que el ejercicio lleva tiempo, tuve que “Googlear” a varios candidatos (como dicen los chavos ahora, y significa poner el nombre de la persona en Google y ver que sale), lo que me llevó a ver hasta videos en You Tube de alguno de ellos. Ahora me siento satisfecho de ya tener la información necesaria que apoyará mi decisión de por quién votar. Me iré con esta información a la cama y durante toda la siguiente semana estaré pendiente de más datos, para con esto el día 5 de julio presentarme en la casilla y votar por el candidato de mi preferencia.

Triste es darse cuenta que los candidatos y los partidos, en la soberbia de la elección, se olvidan de lo más fundamental que es acercarse a los ciudadanos comunes y corrientes, pero no por eso dejo de hacer mi trabajo ciudadano de informarme de quiénes son los candidatos.

Cuando vea quien ganó, y a pesar de que no sea mi candidato favorito, ese funcionario va a saber de mí porque después de la elección lo estaré vigilando a ver si cumple lo que decía en su plataforma, al fin ahora ya sé qué propuso porque yo si cumplí mi deber ciudadano.

PD: Después de escribir este artículo, al salir de mi oficina me encontré con un folleto de un partido hablando mal de su contrincante, técnicamente lo que se conoce como una campaña negativa. Me dio mucha tristeza, ese partido nunca gastó un gramo de esfuerzo en contactarme o decirme sus propuestas pero, eso sí, gasta mi dinero y su tiempo en atacar a otro candidato. Pobre México, sólo pensamos en destruir y no en construir, por eso no avanzamos.

martes, 23 de junio de 2009

Entrevista Radio Trece sobre Campañas Políticas

Te invito a escuchar la entrevista de radio en Radio Trece, del pasado sábado 20 de junio, favor de entrar al siguiente link:
http://joseluisarevalo.radiotrece.com.mx/2009/06/20/marco-herrera/

jueves, 18 de junio de 2009

Propuestas ciudadanas para sí votar

México ha crecido con una cultura de opción negativa, para todo nos quejamos y en general no hacemos nada; le pedimos al gobierno que se responsabilice de todo, pero no votamos o no pagamos impuestos; exigimos que se cumpla la ley, pero nosotros mismos no la cumplimos y nuestra primera opción siempre es culpar a alguien ajeno. Parte del problema radica también en que cuando nos piden propuestas nadie las tiene, nadie las hace, todos huyen… pero la queja y el no permanente, siguen presentes.

Efectivamente, todos estamos hartos de los partidos y de los políticos, pero estoy convencido de que se puede lograr más con propuestas positivas, que realmente comprometan a los políticos a hacer cosas en beneficio del país y a asumir con entereza y responsabilidad sus obligaciones públicas, que mediante estar promoviendo la queja fácil del “estamos hartos”.

Por este motivo, celebro mucho que se hagan propuestas positivas, que sí van ayudar a México a avanzar en sus procesos democráticos. Hace algunos días, Alejandro Martí presentó el Pacto Nacional Ciudadano. México necesita ese tipo de liderazgos sociales y propuestas sólidas que traten de lograr cambios con ideas positivas. No podemos seguir queriendo construir el país solamente diciendo “no”, hay que decir “sí”, votar por cosas positivas y cuidar y exigir a los políticos que las cumplan.

El Pacto Nacional Ciudadano "Mi voto por tu compromiso" consiste en que los ciudadanos otorguen su voto sólo a aquellos candidatos realmente comprometidos a velar por la seguridad de los que van a ser gobernados o de aquellos a quienes van a representar en el Poder Legislativo.

Lo interesante de la propuesta es que, además, plantea una serie de iniciativas que darán el urgente paso de México hacia un mejor futuro democrático, eliminando a diputados y senadores plurinominales, bajando la inseguridad y posibilitando el plebiscito, el referéndum y la iniciativa popular, así como la reelección consecutiva de senadores, presidentes municipales y delegados. De esta manera, considero que se puede construir una mejor democracia.

Para mala fortuna de los mexicanos, el COFIPE convirtió en un circo mediático esta elección, en donde las ideas y la estrategia perdieron ante la síntesis fácil y la “creatividad” que saturaron a la radio y la televisión (y algunos otros medios) de spots llenos con frases simples, tontas y hasta ofensivas. Si se revisan las campañas y las propuestas de los partidos y candidatos, se extraen solamente dos cosas: uno, el país no sirve porque no lo gobierno yo; y, la segunda, anuncian un México que está de barata, México es gratis y a nadie le importa el cómo se van a lograr las propuestas, ni siquiera si son viables, lo que habla en esencia o de su desconocimiento de los problemas reales del país o de que sólo hicieron campaña por hacerla.

Resumo algunas de esas propuesta y frases de los spots, como muestra de esta verborrea a la que hemos sido expuestos: que el gobierno pague todo; que la seguridad se arregle en dos segundos; vota por mi grupo de expertos; salvemos a México; todo el poder al pueblo; precios justos; que bajen los estacionamientos; inglés y computadoras; que las medicinas las pague el gobierno; etc., etc. Es realmente patético y dramático, pero la que se me hace una de las más grave de todas: seguridad o renuncio, no sé si es burla o estupidez, ya que a un puesto de elección popular no se puede renunciar, y por otro lado, si eso es lo más que puede ofrecer, pues simple y sencillamente que no participe en la contienda. Ésos son nuestros políticos y nuestros partidos. Estar expuesto a la batería de 4 o 6 anuncios juntos de diferentes partidos con todas estas dizque propuestas que hoy se ven en los medios, ha sido todo un reto para los ciudadanos, y los políticos no se dieron cuenta que ellos solos contribuyeron al hartazgo de la población.

Aquel candidato que tenga una visión, ganas de verdadero servicio público, que sea honesto y con intenciones claras de buscar el bienestar común, podrá firmar sus compromisos ante los ojos de la fe pública y por voluntad propia quedar ante el verdadero escrutinio de los ciudadanos, para obtener su aprobación o enfrentar su fracaso. Eso es un principio de honestidad y el querer dar la cara a los votantes.

Los ciudadanos también debemos comprometernos a estar pendientes de sus acciones si es que ganan la elección y revisar periódicamente su desempeño y cumplimiento, para exigir y vigilar el camino de la democracia, que es de todos, no solamente de los políticos.

Ahora que los políticos ya se dieron cuenta de las fallas garrafales del COFIPE, y que inician las pláticas con especialistas para revisar la próxima legislación, yo vuelvo a poner en la mesa de discusión dos propuestas a considerar. Primero: reducir los tiempos de campaña, para bajar costo de la elección y obligar a que el trabajo sea en el campo; y la segunda: que se implemente la firma de un código de conducta durante las campañas políticas, para que los partidos y candidatos sean los que, por principio, se comprometan a mantener las campañas en estándares claros de competencia política. Como consecuencia, se libera la presión de querer limitar la libertad de expresión.

jueves, 11 de junio de 2009

El México de opción negativa

Pareciera que en México hemos desarrollado la cultura de la opción negativa, en donde todo lo hacemos a partir del no. No hacemos cosas y entonces tomamos decisiones sobre lo que no hicimos en lugar de sobre lo que se debiera de hacer; suena un poco complejo pero esto me recuerda el chiste de las cubetas de cangrejos mexicanos que no se necesitan tapar porque ninguno se sale, explicaba el pescador, por la simple y sencilla razón de que todos hacen lo imposible para no dejar salir a ninguno, mientras que las cubetas con cangrejos de otros países deben de estar tapadas ya que entre ellos se ayudan y logran salir todos.

Por eso creo que nuestro país no avanza y lo vemos en muchos ejemplos a diario. En México nos desgarramos las vestiduras en el Congreso para legislar y cuidar asuntos prioritarios para la clase política y, gracias a eso, hoy tenemos el derecho de la educación aunque no se haga nada para mejorar las escuelas ni a los profesores; somos un país con muy bajo índice educativo y en el que no se cumple ese derecho. Legislamos para tener el derecho de la alimentación, pero la pobreza extrema nos ataca y hay casi 50% de la población viviendo en esas condiciones. Legislamos para tener el derecho a la salud pero ningún sistema de salud, ni todos juntos, pueden atender a toda la población.

Tenemos leyes para cuidar la soberanía nacional y sobreprotegemos tanto su posición que nadie puede explotar el subsuelo; no tenemos dinero en Pemex para desarrollar una verdadera industria petrolera como la tiene Brasil, por ejemplo. Esto quiere decir que primero tratamos de cuidar los derechos, por cuidarlos, pero no realizamos las acciones pertinentes para, verdaderamente, lograr los esquemas que los desarrollen.

De igual manera nos quejamos de los políticos, pero solamente los volteamos a ver cada tres años en las elecciones, y ahí es dónde manifestamos nuestro descontento, ¿y de qué manera? Pues no votando. En ese aspecto los ciudadanos nos comportamos bajo la cultura de la opción negativa, no hacemos nuestro trabajo cotidiano de cuidar día con día las acciones de los políticos.

Y si revisamos todo nuestro sistema político, cultural y económico, así es como actuamos regularmente: tenemos leyes, regularmente no las obedecemos, sólo nos fijamos en ellas cuando se violan flagrante y escandalosamente y, entonces, nos erigimos en jueces y es cuando toda la sociedad grita y clama justicia. Al rato se olvida y pasada la presión, los gobernantes se excusan y claman piedad porque la acción correspondiente no está en su ámbito de responsabilidad, los partidos esconden su culpa y no dicen nada y es cuando nos damos cuenta, de pronto, que las leyes o los reglamentos están obsoletos y nuestra práctica diaria es la de tratar de no cumplir con las reglas o la legislación.

Esto pasa diario con el pago de impuestos, con el cumplimiento de las obligaciones ciudadanas, con la votación, con el pago de luz, teléfono, etc., etc. Somos una sociedad que nuestra primera intención es la de no cumplir, por el pretexto de que, si nadie cumple, pues yo tampoco. A eso me refiero cuando hablo de la opción negativa. Como pueblo, primero actuamos en la opción negativa de no hacer, de no dejar, de no permitir, antes que tratar de construir y resolver y, ya después, lo que sigue.

Lo vemos todos los días con las crisis que nos estamos enfrentando: ahora todos están buscando culpables para el accidente de la guardería de Sonora, cuyo resultado fue el lamentable deceso de 44 niños, cuando en un esquema normal, sin incidente de por medio, todo era el mundo de las componendas para no cumplir con las leyes. Lo vemos con los operativos de la justicia, primero los problemas y después las investigaciones. En el caso de Aviacsa, primero la acción de suspensión después todo va para atrás por la acción judicial.

En la política el asunto es peor, tú ganas, yo no te dejo gobernar y, es más, desde mi coto de poder, no solamente no te dejo gobernar sino que, además, te voy a poner el pie para que te caigas y con eso más rápido demuestro que no sirves. Nuevamente la opción negativa es la primera opción mental de los mexicanos.

Eso en el fondo destruye la colaboración, genera la competencia desgarradora y evita que se dé el proceso sano de competitividad, que es lo único que puede hacer que un país salga adelante. Si existe una buena idea, la cumplo hasta que el de enfrente la haga y, cuando se equivoque, ahí lo hare añicos para que entonces yo pueda avanzar más rápido. Esa es nuestra enseñanza, por eso los cangrejos no salen de la cubeta, por eso México no sale del hoyo en el que estamos metidos desde hace muchos años.

Si a la cultura de la opción negativa le añadimos que una gran mayoría de los mexicanos esperan que el gobierno les dé todo, tenemos la combinación perfecta para no salir adelante. Rompamos esta cultura, no la pasemos a nuestros hijos.

Hoy, bajo esta óptica, seguimos estimulando esa cultura llamando a no votar o a anular el voto y eso me hace pensar que hasta nuestros seleccionados nacionales en el futbol, están tomando la opción de no meter goles, tal vez porque no están de acuerdo con sus directivas y con sus sueldos y quieren manifestar su descontento.

jueves, 4 de junio de 2009

Sí al Voto

Se ha generado una gran polémica sobre el tema de votar o no votar. Cada quien es libre de hacer lo que quiera, para eso sirve la democracia. Yo doy mi personal punto de vista al respecto: ¡Yo sí voto!

Uno.- Sí voto porque soy mexicano y es mi derecho. Entiendo mi derecho como la facultad de escoger a mis gobernantes y entiendo el voto como una acción similar a la de levantarme diariamente a trabajar: lo hago para mejorar mi vida, mi familia y mi país, decido hacerlo en mi propio beneficio.

Dos.- Sí voto porque acepto mi derecho de cumplir con mis obligaciones de ciudadano. Vivo en México y sé que existen servicios e infraestructura que uso a diario y por los cuales tengo que pagar impuestos; así mismo tengo la obligación de tener mis documentos legales en orden (IFE, licencia, SHCP, CURP, etc.) y sé, también, que debo cumplir y respetar las leyes. El estar en orden con mis obligaciones me permite no propiciar la corrupción. Si fallo como humano, me descubren y si, además, no he cumplido con mi obligación, el camino más corto para resolverlo es la corrupción. Pero no estoy a favor de eso. Entiendo el voto como mi obligación para tratar de lograr que el país camine en un rumbo democrático, si no voto, no me puedo quejar; debemos dejar de una vez por todas el México de la queja fácil, basada en el no cumplimiento; debemos dejar atrás la actitud de decir “ganamos” cuando nos conviene y “perdieron” cuando no quiero aceptar mi participación en el fracaso. Al no votar, ayudo a no cambiar las cosas.

Tres.- Sí voto porque es una de las formas más importantes y valiosas de enseñar a mis hijos que el poder de la democracia está en ellos. Voto porque quiero enseñarles con el ejemplo, y porque los quiero ver de frente y decirles que ellos son los únicos que tienen el poder de cambiar las cosas en este país. Convencerlos que participar en la democracia es la única manera pacífica de hacerlo, las demás formas de cambio, entre las que puedo enumerar la transa y la corrupción, no van con mi ética personal; las acciones armadas, guerrillas o guerras no me interesa, ni siquiera, que las consideren como opciones. No podemos seguir consintiendo la cultura del “ahí se va”, del “no votes porque no sirve de nada”. Amo a mi país y considero que la única forma de cambiarlo es la de expresarles a nuestros gobernantes, a través del voto, qué es lo que queremos. Me respeto como ciudadano, respeto a mis hijos y quiero respetar a mi país participando en su desarrollo. El mejor premio a los malos gobernantes es el promover el no voto, eso es lo que quieren; de ese tipo de acciones negativas se nutren, sobre todo en las elecciones intermedias. Los políticos apuestan a que sus ejércitos comprados sean los únicos que voten y ganar gracias a la no participación de los ciudadanos.

Cuatro.- Sí voto porque es la única forma de seguir apoyando el desarrollo de la democracia en nuestro país, es la única forma de cumplir con México. Pero, además de votar el 5 de julio, debo a diario cumplir como un buen ciudadano, lo que implica también cuidar el agua, los recursos naturales, no tirar basura, trabajar para que la economía mejore.

En general, voto porque pienso que si los políticos siguen viendo la desidia de la participación del ciudadano van a seguir haciendo lo que quieran; finalmente la gente no hace nada, no se queja, no se organiza, no sale a votar. Los políticos saben que con más escándalos y sembrando el miedo la población se aleja de las urnas y nadie reclama. Entiendo el voto como la gran herramienta ciudadana para hacer saber al político que el león ciudadano está vigilante de las malas acciones que realizan. Si la gente no vota, se sienten libres y no vigilados. El político busca la validación de sus acciones y ésa se gana con grandes cantidades de votos a su favor o con el abstencionismo, que le da la seguridad de que el ciudadano está dormido y le da la patente para seguir haciendo tropelías sin que nadie le exija cuentas. Entiendo que esta posición puede sonar muy romántica, pero la democracia es un acto de fe, de los ciudadanos, por ser mejores y para tener un mejor gobierno.

El gran problema en México es que no participamos, no votamos y no damos seguimiento al voto y, con esto, hemos dejado que nuestras instituciones se degraden, hemos llevado a malos gobernantes al poder y los hemos dejado. En mi óptica, el no votar seguirá causando más de estos problemas.

Hoy, es una realidad que tenemos malos gobernantes, malos partidos, malos candidatos y malas campañas, pero a esos malos políticos no les voy a regalar mi voto, para que hagan con el país lo que quieran. Voy a buscar opciones, voy a razonar mi voto, no voy a castigar, voy a tratar de apoyar la mejor opción en mi opinión y, después, voy a dar seguimiento al desempeño de sus acciones. Eso es, a mi entender, ejercer mi gran libertad-derecho-obligación que me otorga una democracia y que se representa en el voto. No lo voy a tirar a la basura para que malos políticos lo saquen del basurero del abstencionismo y con él erijan su falso triunfo como ha pasado en infinidad de ocasiones a lo largo de la historia de México. Somos lo que somos por culpa de todos.

Finalmente, sí voto porque de otra manera no tendría el derecho ni la libertad de seguir escribiendo en este espacio mis críticas a nuestro sistema político, ¿Cómo podría hacerlo si no ejerzo mi derecho?