jueves, 10 de diciembre de 2009

Los cambios y su comunicación

Ayer se dan a conocer los cambios en el gabinete. El de Agustín Carstens era natural y ya muy anunciado, Banco de México es su cuna y casa; sus credenciales, indudables. Habrá que ver cómo el desgaste ocasionado por su paso por Hacienda y por la crisis le afecta en su gestión y el mayor riesgo, y al mismo tiempo reto, que enfrentará es mantener una cercana lejanía para lograr la autonomía de la Institución.

En el caso de la Secretaría de Hacienda, llega Ernesto Cordera, amigo cercano del Presidente y con la experiencia de haber sido Subsecretario de Egresos de la misma Secretaria. No se sabe más, de su paso por la Sedesol, se ignora casi todo y no es de conocimiento público su reputación ante los centros financieros internacionales ni su manejo o relaciones a nivel internacional o su trabajo político con el empresariado nacional. Ya lo sabremos.

En el caso de la Sedesol, surge un funcionario que estaba escondido en la Secretaría de Economía como Subsecretario de la Pequeña y Mediana Industria, Heriberto Félix. Su experiencia básica es como empresario y en el gobierno estatal de Sinaloa, como Secretario de Desarrollo Económico, donde siempre aspiró a ser gobernador. No sabemos si sabe de políticas públicas, de pobreza y/o de desarrollo social. Se asume que tiene un mayor desempeño y habilidades políticas y esperemos que así sea, ya que esa Secretaría es de puro trabajo político. Ya aparecen las bromas crueles por ahí que dicen que ojalá y les de facilidades de trabajo a los pobres, en lugar de regalar dinero. Veremos cómo se desempeña.

La misión principal de Banco de México es la de proveer a la economía del país de moneda nacional y procurar la estabilidad del poder adquisitivo de la moneda y promover el desarrollo del sistema financiero, lo que implica en su conjunto el control de la inflación. La misión de la Secretaria de Hacienda es proponer, dirigir y controlar la política económica del país, para consolidar el crecimiento económico para fortalecer el bienestar de los mexicanos. Y, finalmente, la misión de la Sedesol es la de formular y coordinar la política social, así como lograr la superación de la pobreza y alcanzar niveles suficientes de bienestar con Desarrollo Humano.

La comunicación es una parte fundamental para poder gobernar y, el anuncio de un cambio en el gabinete es de extrema importancia para que estos ajustes en el gabinete permeen en los grupos políticos y sociales. Junto con estos anuncios siempre hay que mandar el mensaje político correspondiente, tarea que debe realizarse con sumo cuidado porque éstos, al ser públicos, pueden causar inquietud o incertidumbre. En ello radica la gran importancia de la comunicación gubernamental y política.

El día de ayer al mediodía, cuando los ciudadanos pudieron enterarse de la noticia, esto fue lo primero que permeó hacia los medios de comunicación y, en el caso de la información, lo primero que se recibe es lo que permanece en la mente del ciudadano:

El nuevo Director de Banco de México ofreció crecimiento acelerado, multiplicar empleos y abatir la pobreza. Técnicamente, no es directamente su función.

El nuevo secretario de la Sedesol ofrece austeridad, eficiencia, honestidad, transparencia y frenar el crecimiento de la pobreza. Está en rumbo, pero cuando se habla de hacerlo con esas características, la pregunta queda en el aire ¿qué antes no se hacía de esa manera?

Y, por su parte, el nuevo Secretario de Hacienda dice que se va a esforzar en reactivar la economía, finanzas públicas prudentes y crecimiento; va a consolidar el crecimiento económico del país y la racionalidad del gasto. Está bien, la declaración va en rumbo correcto, pero si la comparamos con lo que dice Cartstens, la pregunta es ¿quién no está entendiendo su nuevo trabajo? O la fuerza de la costumbre hizo que patinaran en la declaración, o ¿es un anticipo de que puede haber posibles enfrentamientos?

La fuerza de las palabras es muy importante y más en el mensaje político porque es lo que determina la intensión que existe detrás. Veremos cómo se comportan estos cambios y hacia dónde dirigen el rumbo. Lo único malo es que esto nos hace acordarnos, y ya se comenta en toda la opinión pública, aquella frase del anecdotario nacional guardada en el ropero de la historia, que pronunció el presidente Echeverría cuando despidió a su Secretario de Hacienda, Hugo B. Margain, en 1973: “La economía se maneja desde los Pinos”.

Esto a colación porque ya se ha hablado insistentemente de que la relación del Presidente con Guillermo Ortiz no era buena y ahora puede estar en riesgo la autonomía de Banco de México que, sumada a un descontrol en Hacienda y un mal trabajo en la parte política de Sedesol, cuando el país enfrenta una severa crisis económica, una complicación con la relación entre el Congreso y los empresarios y dos años netamente electorales, todo adicionado con una oposición de viejos políticos profesionales, podemos concluir que el reto es muy grande.

Ojalá brille la combinación de cordura técnica con un gran manejo político y se deseche la tentación de regresar las riendas económicas a los Pinos. Y ojalá no se desperdicie una mente tan brillante como la de Guillermo Ortiz.

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