jueves, 21 de enero de 2010

Batidillo ideológico

¿Usted sabe qué es hacer un batidillo? Ésta es una palabra que usamos regularmente, para mencionar elegantemente cuando algo se mezcla de manera desagradable y ensucia todo a nuestro alrededor, es una palabra curiosa que no aparece en los diccionarios y, buscando en Internet, la única definición cercana en relación a la conducta humana es algo así como perder “la forma propia” para “pescarse” de las otras “formas” de ser y normalmente esto se hace cuando el concepto que se tiene de sí mismo está poco claro.

Viene a colación el extraño asunto del batidillo que hoy le expongo, porque en México estamos viendo alianzas, entre partidos políticos de ideologías totalmente contrarias, que son totalmente antinaturales. Vemos al PRD querer unirse al PAN en una coalición para ir en contra del PRI, cuando por la otra puerta se están dando hasta con el molcajete y el rosario, por el asunto de las adopciones y las bodas entre personas del mismo sexo. Y todo es, simple y sencillamente, por el poder.

En el tiempo de Fox, una de las principales críticas que se le hacía a su mandato era que él estaba tomando decisiones solamente por mantener el poder por el poder mismo; y hoy vemos a todos los partidos tratando de aliarse en contra del PRI y cayendo en la extravagancia arriba mencionada: están perdiendo su forma propia ideológica para pescarse de las otras formas de ser, con el solo motivo de llegar al poder. Y a eso, no queda de otra, hay que llamarlo un batidillo ideológico.

Vamos a suponer que en algunos casos llegaran a ganar, ¿Qué va a pasar cuando gobiernen? ¿Bajo que ideología van a actuar? ¿Cómo van a repartir el poder entre los partidos que entraron a la alianza o coalición? ¿Bajo qué criterios ideológicos van a tomar las decisiones de política pública? Y ahí es entonces en donde ese batidillo ideológico, antinatural, va a afectar directamente a la gobernabilidad.

Lo peor de todo es que es una reacción de los partidos políticos ante la realidad de que el PRI les está ganando todas y por todos lados. El Revolucionario Institucional ha venido haciendo su trabajo desde hace nueve años para ir atando los cabos sueltos y regresar al poder, a como dé lugar, en el 2012. Y va en caballo de hacienda para lograrlo, por lo que la respuesta natural de los opositores es hacer alianzas.

Esto puede llevar a que los ciudadanos, al final, uno, acaben por no entender nada; dos, a la larga pierdan la visión de la identidad de los mismos partidos como resultado de que estos están sacrificando su ideología para dar más valor al candidato y, tres, que hartos de la política y sus integrantes, se alejen de las urnas, incrementando el abstencionismo.

En México, por cultura, siempre hemos tenido graves problemas de participación ciudadana en todos aspectos, los empresarios no quieren asociarse, los ciudadanos no participan es las asociaciones vecinales para trabajar y tomar decisiones en la comunidad, los sectores productivos prefieren esconderse para que no toquen sus intereses en lugar de proponer políticas públicas. Todo esto ocasiona que los vivales tomen el control de esas decisiones comunales y de ahí se crea el poder de las redes ciudadanas que al final del día no representan a toda la comunidad. Hoy, con esta tendencia de alianzas extrañas, los ciudadanos menos van a querer participar en la vida cívica de nuestro país.

Ya veremos si se consolidan estas alianzas y estaremos pendientes de este batidillo ideológico.

Asuntos Paralelos

Hoy, a ojos de los políticos, México está de fiesta, no importa la crisis, el desempleo, la falta de capacidad competitiva, los monopolios, ni tampoco el que nuestro país se está rezagando en el contexto de la región y del mundo. No importa el atraso en tecnología, ni en infraestructura, ni el decir que seguimos construyendo leyes que protegen a los monopolios, ni nada de eso.

Eso sí, vemos las celebraciones que hacen muy felices, Bicentenario por aquí, ceremonias por allá; cincuentenario del ISSSTE, por acullá y, como si fuera fiesta de niños de kínder, pastel de celebración a los invitados, con todo y empujón de vacilón; el funcionario la cara en el pastel metió “ayudado” por el presidente, muy divertidos. Repito, según ellos, estamos de fiesta.

Creo que México en estos momentos de crisis, con el entorno mundial tan complejo y hasta enfrente de las mismas celebraciones del Bicentenario, necesita solemnidad y seriedad, no chacoteo público. Creo que no son momentos para bromas y mofas de frente al país.

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