viernes, 30 de abril de 2010

¿Candidato o producto?

México, D.F.- Inicia un nuevo periodo de elecciones. Ya empezamos a ver, previo a las campañas, los esfuerzos de comunicación y posicionamiento de los partidos. En principio, a través de las diferentes campañas de los gobernadores, so pretexto de sus informes de gobierno.

Éstos cuentan con difusión en medios nacionales, unos porque quieren contender en el 2012; o porque pretenden algún puesto, y otros no saben para qué, pero están en horarios estelares. Esto es sólo el inicio de un proceso que, durante los próximos meses, mantendrá el bombardeo publicitario de las campañas, el cual competirá contra el mundial de futbol, los muertos en la lucha contra el narcotráfico y los escándalos políticos que nos acechan.

Lo curioso de la situación es que, en México, iniciamos muy tarde el marketing político y, de pronto, nos fuimos hasta el extremo. Hoy, poco a poco, vamos entrando a una especie de calma un tanto más racional y balanceada, aunque me llama la atención que se siga planteando el debate en términos de que si el candidato es un producto (parecido a una botella de refresco) o una persona.

Hace algunos días estuve en Playa del Carmen impartiendo un diplomado sobre la "Imagen de candidato en campaña", y alguien me preguntó cuál sería la diferencia entre un producto y un candidato. Para mí la respuesta es muy sencilla: un producto es eso, un artículo físico e inanimado que satisface una necesidad humana para su consumo o comodidad.

En el caso de un candidato, es un hombre con ideales, pensamiento, historia, ideología; que piensa y habla, para bien o para mal. Y, por lo mismo, no puede ser promocionado de la misma manera que una botella de refresco o agua. Al final del asunto, estamos hablando de posicionar a un líder que quiere dirigir el destino de la población y que debe de "c o m u n i c a r s e y c o n v e n c e r" a los ciudadanos, en su carácter de electores, para que voten por él, por sus ideales y por su liderazgo. El producto satisface una necesidad, una comodidad o ambas. Al candidato, de manera racional, le estamos otorgando el poder de liderarnos para conseguir una mejor situación social.

Bajo este principio y de manera integral, la campaña política utiliza todas las herramientas de comunicación para poder, primero, darse a conocer; segundo, para compartir la ideología, las propuestas y, finalmente, invitar a los ciudadanos a votar por él.

Veremos todo tipo de comunicación de las campañas y todo tipo de aberraciones de comunicación: escándalos, canciones y, ahora, el catálogo completo de muestras de la condición humana y del apasionamiento en las famosas redes sociales. Esperemos seguir avanzando en mejorar nuestra idea de las campañas políticas; sobre todo, sin olvidar que somos humanos tratándose de comunicar y dialogar para llevar al país a un mejor término.

No se nos olvide que, en el fondo, estamos tratando con humanos y sus aspiraciones y los ciudadanos pueden ser faltos de educación, pero no estúpidos.

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