jueves, 21 de octubre de 2010

La lección de los mercados emergentes

La semana pasada, se llevó a cabo la reunión anual del Foro de Mercados Emergentes en la ciudad de Washington, USA, por lo que, tuve el gusto de observar la participación de ex ministros de Canadá, Alemania, Bangladesh, así como a directores y ex directores de Bancos Centrales de Asia, África y América.

Como todos los años, siempre brilló la presencia de Michel Camdessus y de Enrique Iglesias, además de muchas otras personalidades del mundo financiero internacional.

En esta reunión se revisó el impacto de la crisis en los mercados emergentes, llegándose a la conclusión de que los países avanzados tuvieron más dificultades para controlar la crisis financiera, mientras que los países de los mercados emergentes absorbieron de mejor manera sus efectos y han tenido una superior recuperación a la fecha.

La gran diferencia está en que los países emergentes en los últimos años y con el fin de mejorar sus condiciones económicas, han reformando sus instituciones, definiendo mejores políticas públicas y, para enfrentar la crisis, basaron sus estrategias en el desarrollo del mercado doméstico.

Ahora bien, también queda manifiesto que esta capacidad de respuesta puede no ser suficiente para enfrentar los nuevos retos globales, por lo que podrían tener una débil reacción a las presiones y demandas externas, las cuales pueden generar deterioros en los mercados internos por la influencia de la guerra de tipos de cambio, la inflación, las fluctuaciones de los capitales y el aumento de la liquidez a nivel mundial. Por su parte, se concluye que los países avanzados tampoco han podido reaccionar adecuadamente a sus compromisos industriales, esto debido al ego superlativo de sus propias economías.

En el contexto de la crisis mundial, los mercados emergentes están dando una gran lección, primero al no ser parte del problema, y ahora más bien, ser parte de la solución, en la que se incluye a los países del continente africano.

Por su parte, los países asiáticos han aprendido mejor de las prácticas para salir de la crisis, primero han sabido tomar las medidas adecuadas y, en segundo lugar, han dado pasos para aprovechar la crisis como plataforma de lanzamiento, aumentando su competitividad; mientras tanto los países de Latinoamérica han cambiado el pragmatismo de las decisiones ante cierta estabilidad para mantener y cuidar las políticas locales, además de que las decisiones se toman por ideología momentánea, sin visión de largo plazo y careciendo de políticas de Estado. Desafortunadamente, en la región seguimos jugando al mercado del monopolio y del proteccionismo, lo que nos aleja de la ruta del crecimiento. Brasil y los países asiáticos han tomado las decisiones adecuadas.

En una investigación preparada por el Foro de Mercados Emergentes con una visión al año 2040, llamada “Rompiendo con la complacencia: una agenda para el resurgimiento”, se presentan los nuevos retos para la región: primero, reducir las disparidades en las oportunidades de la población, segundo, aumentar la productividad y, tercero, aumentar la competitividad.

Uno de los factores más importantes que enfrentarán los países de la región es algo que los investigadores han llamado la trampa de los ingresos medios, en donde los sistemas y políticas macro tomadas por los países para crecimiento económico, han logrado que la actividad primaria suba los ingresos de una gran masa de población, pero al mismo tiempo generando una baja competencia en mercados desarrollados debida a bajos ingresos, bajas exportaciones y poca innovación tecnológica.

Otro gran freno que se debe de considerar, y en México es uno de los grandes casos, es que el fenómeno de la informalidad tiene un gran efecto devastador en las economías, ya que además de no obtener impuestos por esta actividad, la población dedicada a este tipo de economía no adopta nueva tecnología, evita la educación, no usa la innovación y no ayuda a aumentar la competitividad ni la productividad, independientemente de que esta actividad está fuera de la ley y propicia los esquemas de corrupción entre la sociedad y las autoridades. Si a esto aumentamos que el problema de la inseguridad y guerra contra el narcotráfico nublan la visión de Estado, los retos para nuestra región son muy grandes.

Las conclusiones del Foro y del estudio son muy claras para todos los países emergentes: lograr una sociedad más inclusiva, mejorar considerablemente la productividad y fomentar una mayor competencia, la cooperación regional y la apertura.

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