miércoles, 15 de diciembre de 2010

Todos para uno

Durante los últimos meses, he tenido la oportunidad de viajar por diferentes países de Latinoamérica proporcionando consultoría para diferentes compañías. He participado en procesos de planeación estratégica; generación de nuevos modelos de negocio; alineación de procesos de mercadotecnia; ventas, y trade marketing, entre otros.

Más allá del objetivo de cada una de estas intervenciones, una constante se encuentra presente en todo grupo de trabajo y corporación: la importancia de la comunicación como eje conductor de la solución de problemas. Parece obvio. Pero a lo que me refiero es que la comunicación resuelve problemas que se pueden pensar que son muy técnicos. Aquí algunos ejemplos.

En las juntas corporativas se desperdician horas y horas de valioso tiempo, mientras los ejecutivos no se dan cuenta que discuten de lo mismo, pero no llegan a un consenso, porque están llamando las cosas de diferente manera.

Otro caso puede ser cuando los ejecutivos se percatan que el posicionamiento de una marca no se entiende por el consumidor, porque entre lo que piensa el que diseña y el que lo lleva al mercado hay falta de entendimiento, y de ahí grandes fracasos en el mercado.

También pasa con empresa que están vendiendo productos o servicios a los clientes que no son los adecuados, porque a los de ventas nadie les había informado que ese no era el mercado objetivo; o el gobierno que reacciona ante hechos que no son confirmados y sobre reacciona públicamente, causando daño a su imagen.

Todos estos casos en los cuales me ha tocado participar, en el fondo, son problemas que, en principio, se resuelven mejorando la comunicación humana y la organizacional. Después ya entra en juego la parte técnica de cada situación. Ahí es en donde radica la importancia de la comunicación.

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