miércoles, 8 de diciembre de 2010

WikiLeaks

Gran revuelo y escándalo social ha causado la información confidencial que difundió el portal WikiLeaks. En mi opinión, no hay noticia. Todo lo que se dice, en general, de alguna u otra forma, ya se sabía.

De esta manera, debería admitirse que las prácticas de espionaje de una potencia mundial, tampoco son nuevas. Sólo habría que darse una vuelta a un Blockbuster y escoger cualquier película de Hollywood y se podrá ver lo que se acostumbra. Es más, siempre se ha dicho que si lo que se exhibe en las películas lo hacen público, habría que imaginar qué cosas nuevas existen y no las conocemos. Cada día, ciertamente, la brecha es más corta.

Por otra parte, el hecho de que la información privada pueda ser expuesta por cualquier persona enojada, convertida en espía industrial, es grave para cualquier corporación. Por eso, es necesario entender que toda entidad organizada cuenta con información confidencial que a ojos de cualquier ciudadano y sin el contexto adecuado puede resultar vulnerable y delicada.

Resta pensar el asunto desde la teoría de la conspiración. Preguntarse si no es un golpe interno de Estados Unidos en contra de la administración de Obama.

Si bajo este contexto, el asunto sirve como un pretexto para desatar una guerra mundial, no nos debe asombrar, ya que las grandes conflagraciones han empezado por asuntos menos importantes. Basta recordar la Guerra de las Pasteles, que puso a México y Francia al borde de un conflicto bélico.

El periodismo responsable siempre checa sus fuentes y las versiones con los involucrados, cuando recibe un determinado tipo de información filtrada. Aquí se está debatiendo, también, el uso y la veracidad de la información que se maneja entre los medios y las redes sociales. Las empresas deberán preparar escenarios de crisis, ya que es posible que este ejemplo se propague bajo el pretexto de la transparencia ciudadana.

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