jueves, 1 de diciembre de 2011

Elección de género


Por primera vez en México nos acercamos a la posibilidad de que exista una mujer como candidata a la presidencia; cosa curiosa es que sea por el partido más tradicionalista en cuestiones religiosas y morales, asunto que no es menor. Si hace algún tiempo alguien hubiera preguntado en qué partido esto pudiera haber sucedido, quiero suponer que el último en la lista hubiera sido el PAN; hoy, es una posible realidad.

Y la pregunta que se me viene a la mente es la siguiente, y para plantearla adecuadamente, usaré la expresión foxiana que en este caso parecería correcta y aplicable: ¿cómo enfrentaremos este hecho las mexicanas y los mexicanos?  Técnicamente, la respuesta pudiera ser fácil, pero ahondando en ella es muy compleja, y trataré de llevarlos por el sendero sinuoso de la posible respuesta.

Primero, en México poblacionalmente hay más mujeres que hombres; la respuesta sencilla pudiera ser "las más de las mujeres pudieran votar por una mujer presidenta", pero puede no aplicar por factores de gusto, machismo y demás efectos que tenga la población. Otra interpretación pudiera ser "más hombres pudieran votar mayoritariamente por alguno de los candidatos hombres, aún predomina el machismo", pues tampoco aplicaría, ya que el machismo va en dos sentidos y muchos pueden votar por mami Josefina.

Por tanto, puede ser muy poco posible definir qué va a pasar. Otro factor que puede llegar a ser importante y de alguna manera decisivo, es que con una candidata mujer, por naturaleza, los demás candidatos tendrán todas las deferencias públicas como buenos caballeros, pero hasta dónde, en el ámbito político, podrán atacar a la mujer candidata, hasta dónde las críticas y ataques normales en este tipo de campañas, puedan ser tomadas como ofensas o excesos machistas e interpretados así por la población; hoy no podremos saberlo.

Ahora bien, qué tipo de atributos le daremos a la candidata, por ser mujer, en una cultura como la nuestra, en donde vuelve a aplicar el machismo en dos sentidos, uno de ofensa como mujer y otro como respeto materno, lo que implicará que muchos atributos se le podrán dar en primera instancia y por respeto a la mujer, por sobre los candidatos hombres.

Otra pregunta que también puede surgir es: ¿la candidata, sutilmente, puede utilizar sus encantos de mujer para este manejo de sentimientos encontrados, que le permitirá la ventaja de ser mujer y que al hombre, tal vez en público y menos un candidato, le es imposible mostrar? Recordemos la crítica a Lopez Portillo, cuando lloró en el informe presidencial por la emoción causada por el hecho de lastimar a los pobres y tratar de defender al peso como un perro, lo que en nuestra cultura no es bien visto y permitido; claro, los tiempos han cambiado, la sociedad no es la misma, pero aún en gran parte de la población puede ser un factor que puede pesar, nadie sabría hoy si positiva o negativamente.

Es realmente una novedad para nuestra cultura, con la que nos enfrentaremos mujeres y hombres mexicanos, si llega el caso, en el escenario de la elección de julio del 2012. Lo que sí es un hecho, es que para los dos candidatos hombres, les será todo un tema que deberá de estar presente permanentemente en los cuartos de guerra y en la definición de las estrategias de campaña. No es lo mismo un ataque a un candidato hombre que a una candidata mujer, a la que aún, en este tipo de extrapolaciones en comunicación, “a la mujer no se le deberá ni de tocar ni con el pétalo de una rosa”. Difícil situación, quiero imaginar, también, que a la candidata mujer le será muy difícil el manejo de que ciertos momentos que pudieran ser aprovechables, implicarán mostrar una debilidad ante hechos o ataques, la cual no será fácil controlar y que pudiera servir para resolver un ataque, pero a la larga la consecuencia puede dañar la imagen de seguridad.

En fin, conoceremos de qué están hechos los hombres candidatos; aquí, es más fácil criticar a Peña y a AMLO que a Josefina y, entre ellos, digamos que se podría pensar que Peña es más propenso a cuidar las formas para un trato a la mujer que el mismo AMLO o,  lo mejor, parte de su estrategia del amor de los nuevos tiempos es para que la gente se acostumbre a que está cargando sus armas de ataque para la campaña con muchos pétalos de rosas que, disparados en los debates, sería menos grave que cualquier tipo de sus exabruptos verbales que de pronto tiene.

Muy interesante resultará este debate. Si nos damos cuenta, entre los candidatos del PAN Josefina es mucho más activa y golpeadora que Cordero y Creel, quienes han sido muy cuidadosos de sus comentarios, mientras ella, abiertamente, su calidad de mujer le da permiso de ciertos comentarios, que en nuestra cultura son aceptados. Y digo esto no porque lo haya hecho a la fecha, pero una campaña política es una campaña política y es para ganar la presidencia, pudiera pensarse que es más cómoda la posición de hacer una campaña para candidata mujer. Ya veremos el año próximo si se da el escenario, va a ser muy interesante cómo se darán las campañas negativas y qué pasará con la que puede ser la primera elección de género.

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