lunes, 2 de enero de 2012

La transición al 2012


El año del 2011 fue un año de transición. A nivel mundial han sucedido una infinidad de hechos, los cuáles aún no acabamos de asimilar y que, de manera extremadamente vertiginosa, dan pie a otras nuevas situaciones que nos hacen olvidar la perspectiva de cómo se originó lo que estamos viviendo.

La caída de los regímenes árabes, la crisis que apenas inicia en el sistema monetario europeo, el impresionante crecimiento de China como potencia económica, el regreso de Putin al poder en Rusia y las manifestaciones en contra de ello, son sólo algunos de los grandes hechos que nos  asombraron en 2011.

En México, la descomposición social generada por la lucha contra los cárteles de la droga y la gran disputa por el poder, han generado una inestabilidad en el sistema político que nos tiene al borde de una desesperanza social y, lo peor de todo, es que estamos al borde de una de las elecciones más complejas que nuestro país haya tenido en su historia. Se conjuntan muchos elementos que pondrán en riesgo la estabilidad de un frágil y desgastado sistema político que está viviendo una fiera lucha entre dos generaciones.

Como seres humanos, enfrentaremos los estigmas que han definido al año 2012, los más radicales hablan de grandes cataclismos, los menos, ponen sobre la mesa todas las profecías que se conjuntan en una fecha determinada y, los más positivos, hablan sobre el gran cambio que tendrá la humanidad la cual, con todos los adelantos tecnológicos puede, estar rebasando su propia capacidad de asombro.

Lo que es un hecho, es que nos enfrentamos con un año sui géneris, con grandes retos que resolver como, por ejemplo, el sistema económico, el cual realmente ya llego a su límite, no se puede seguir con un sistema que lo único que engendra una desigualdad mayúscula; por otra parte, el balance ecológico está también llegando, tomado de la mano del desarrollo económico, a su fin. Hemos sido muy lentos con la toma de decisiones sobre las fuentes de energía, lo que en paralelo hace que la naturaleza y la economía se conviertan en un binomio que ya no se puede resolver uno sin el otro.

Por otra parte, cosa curiosa, la religión y la política juntas están llegando, también, a la frontera del ocaso en donde, poco a poco, han dejado de resolver las necesidades morales y sociales de las personas en todo el mundo. Hoy, la empatía generada por la universalidad de Internet y la velocidad de las noticias en el mundo están destrozando, poco a poco, los ahora frágiles sistemas organizativos de la humanidad. La civilización global está entrando en una nueva era en dónde genera y obtiene más información que su propia capacidad nerviosa puede manejar. ¿Será esto también parte del colapso que pudiéramos tener cómo humanidad en 2012?

En México, ni qué decir, nos enfrentamos a las guerras más cruentas que hayamos tenido en la historia moderna: primero, el seguir contra la delincuencia organizada, en un año en dónde mientras más hagan quedar mal al gobierno, ellos saldrán más fortalecidos y, segundo, a una contienda electoral y de lucha de poder en donde no se tendrá ningún miramiento contra el oponente ni contra el ciudadano, el cual está convertido en un simple espectador mudo de esta violenta película que estamos viviendo en nuestro país.

Ante este escenario nada halagüeño, lo único que se me viene a la mente son tres reflexiones: la primera, es una frase célebre que uso muy a menudo en situaciones difíciles y que un gran héroe radiofónico decía muy seguido, aquella en la que Kalimán le dice a su pequeño ayudante de aventuras, el pequeño Solín, y que decía así: “serenidad y paciencia, mi querido Solín”; efectivamente, sólo nos queda tener serenidad y mucha paciencia; en segundo lugar, el que como humanos y como mexicanos debemos de tener mucha fe en la fortaleza que nos otorga nuestra cultura, somos un país de lucha y hemos logrado lo que tenemos a pesar de estarnos peleando, ¿qué pasaría si nos pudiéramos poner de acuerdo?, seríamos una gran potencia y de ello tengo la seguridad de que así será, sólo necesitamos encontrar la fortaleza entre nosotros y el punto de acuerdo para que, a pesar de nuestros políticos y gobernantes, podamos hacer de México un país maravilloso.

Y finalmente la última reflexión es como raza, necesitamos crear una mayor empatía con nuestras propias vidas y las de la humanidad en general. Es importante tener confianza en nosotros mismos, en la naturaleza y buscar en nosotros la fuerza para salir adelante; como raza tenemos muchas ventajas, por eso existimos desde hace muchos siglos, el reto es enorme, pero estoy seguro que con la fortaleza interior que como raza tenemos, saldremos adelante.

Con eso en mente, no me queda más que desearles Feliz 2012 a todos los lectores, y que logremos generar un gran conocimiento colectivo que nos permita enfrentar los grandes retos que, definitivamente, nos harán mejores como humanos. ¡Felicidades!
 

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