jueves, 14 de junio de 2012

Todos mienten

La única constante en estos 2 meses de campañas han sido las  mentiras, ¿será que esto refleja la verdadera cultura de nuestro país y nuestra democracia?, ¿Nos estaremos dando cuenta realmente de lo que estamos creando en nuestras generaciones del futuro?

Estamos a punto de terminar las campañas y, después del segundo debate, empieza la verdadera descalificación y los juegos sucios. Una de las peculiaridades más notables de esta campaña han sido las mentiras, todos mienten y todos, a su vez, afirman que los demás mienten.

La única constante en los dos meses y fracción que llevamos, es la de mentiras en cantidades industriales; en twitter los que dicen las cosas, no son quien lo dice, son bots; los que dicen groserías y atacan a los periodistas, al parecer tampoco son los que dicen que son y, por lo tanto, quién sabe si son ciertas esas opiniones.

Por otra parte, los candidatos han lanzado cruzadas que manipulan los dichos de los otros, son mentiras, el IFE ha cancelado los anuncios. En los medios y en los debates, los candidatos han dado datos falsos o truqueados, en pocas palabras han mentido.

Las verdades a medias, en el fondo, también son mentiras y hoy el negocio más redituable, al parecer, es sembrar el miedo y la duda gracias a las mentiras. Con base en mentiras se han convencido a jóvenes y partidarios para que cometan actos de agresión en contra de uno u otro candidato o en contra de uno u otro partido.

Hago estos comentarios porque esta terrible situación nos debe de llevar a una profunda reflexión, ¿somos un país de mentirosos? Esta tendencia que se está creando al fragor de una batalla electoral, ¿reflejará la verdadera cultura de nuestro país y de nuestra democracia? ¿Nos estaremos dando cuenta realmente de lo que estamos creando en nuestras generaciones del futuro? ¿Nuestros jóvenes estudiantes estarán viendo, con esa candidez e idealismo natural, el fondo de los que los están empujando a actuar? Es curioso, estos movimientos estudiantiles nacen en universidades privadas, las cuales nunca antes habían sido semillero de ataques hacia los partidos políticos, no tenían masa crítica, pero ahora, al parecer, ya la tienen y juegan un papel importante en la conciencia. ¿Pero están siendo libres verdaderamente o están siendo movilizados con mentiras también? Ya empezamos a ver escisiones en el mismo movimiento, lo que demuestra que no hay cohesión de fondo.

Con base en estos razonamientos, hoy cuesta trabajo creerle a alguno de los principales actores políticos y sociales, el liderazgo en nuestro país está en entredicho y las voces creíbles están apagadas en medio del escándalo político.

Los candidatos, como lo he repetido en diferentes ocasiones, no generan pasión, en sus apariciones en los medios repiten sus spots y sus frases cortas tipo comercial, hoy vemos una pasión falsa en AMLO, una pasión fingida en Josefina y una falta de pasión en Peña Nieto.

No sé usted, pero hoy desde la óptica del ciudadano espectador, no se aprecia un buen escenario y sabemos que aún falta mucho por ver; como siempre, la tarea queda en nosotros, los espectadores, y la gran obra que tenemos que hacer en este juego de la democracia es, primero, no creer en lo que nos dicen a la primera, hay que investigar, leer mucho, la herramienta de internet nos da toda la información, investiguemos antes de hacer juicios.

También, tenemos que analizar las propuestas y la información a través de los ojos de la rectitud y la coherencia, hoy nos dicen un qué, fácil y maravilloso, pero, ¿qué pasa con los cómos? ¿Nos convencen?

Y, finalmente, ¿qué sentimos fuera de los apasionamientos? ¿Lo que se está proponiendo tiene coherencia? ¿Sabemos que lo van a cumplir? Analicemos las historias y los equipos de trabajo.

Como en cualquier democracia, el poder de ésta y del estado mismo está en los ciudadanos y en el cómo actuemos, que es muy sencillo, primero, con acciones dentro de la ley, segundo, en el cómo utilizamos las herramientas que han creado las instituciones y, tercero, sin mentiras.

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