martes, 18 de diciembre de 2012

Comunicación presidencial



Llevamos quince días del nuevo gobierno y la comunicación ha sufrido un cambio; en el juego de la política y la gobernabilidad, hay que entender que la comunicación es fundamental y es parte del ejercicio del poder

Inicia nuevo gobierno y ya empezamos a ver una nueva y diferente forma de comunicar. Al parecer, la tónica se marca basada en dos principios: el primero, llenar todos los espacios comunicativos de manera congruente y proactiva y, el segundo, no dejar nada al azar ni a la improvisación. Hasta ahora se ha visto que la ejecución es impecable, recuperando una rectoría del Estado en la materia.

Dejamos atrás las formas de comunicación que durante doce años los mandatos del PAN impusieron; primero, con Vicente Fox, en donde, entre otras cosas, hasta las declaraciones del Presidente se contraponían con lo que decían sus secretarios y, por otro lado, se privilegiaron los escándalos; fue hasta que llegó Ruben Aguilar y puso orden, cuando se normalizaron las cosas. Después, en el caso de Calderón, la comunicación mejoró, se le dio congruencia y se perfeccionó el uso de la tecnología; desafortunadamente, como todo salía de los Pinos, nunca se logró un despliegue comunicativo real.

La comunicación presidencial es parte del poder político del estado y ésta se ejerce igual que se ejerce el poder. Durante estos doce años, los medios se acostumbraron a cómo se ejerció la comunicación con el PAN y, como reflejo del poder y a la usanza de ese partido, la comunicación fue laxa y sin un ejercicio real del poder; los medios, en muchos casos ante la desinformación y la lenta operación del régimen, era obvio que ocuparan espacios que el gobierno desperdició. Recuerdo el caso, cuando el accidente del helicóptero de Martin Huerta, que la Presidencia tardó en responder cuatro o cinco horas y que, mientras, se dejaron correr todo tipo de versiones periodísticas y la percepción fue que los medios encontraron el helicóptero.

Ante esta situación es importante mencionar que muchos de los actuales periodistas jóvenes, con carreras profesionales de menos de once años, solamente han vivido la forma de comunicación de los gobiernos panistas y que ahora que el modelo y la práctica cambia, se tengan todo tipo de reacciones ante los nuevos flujos informativos.

Cabe destacar que, también, la práctica de la comunicación entre políticos y partidos también está cambiando y hay políticos que siguen creyendo que viven en el pasado. Un ejemplo de esto es que por la forma de comunicar del PAN, se permitió que los políticos y sus partidos dijeran mentiras o lanzaran ataques basados en información a medias o falsa en los medios de comunicación y que, después, eran desmentidos. Aquí los medios, con el fin de hacer nota, cayeron muchas veces en las trampas políticas; supongo que viniendo de la época de los escándalos de Fox, era natural seguir tratando de vender nota roja. Esta situación se incrementó terriblemente a partir del inicio de las campañas electorales.

Hoy, llevamos quince días del nuevo gobierno y la misma comunicación ha sufrido un cambio. Vimos cómo el diputado Monreal, en la lógica de gritar mentiras o información incierta, anuncio un muerto que nunca hubo e, inmediatamente, fue desmentido oficialmente por las autoridades. Eso no es un problema de comunicación directamente, es un acto de autoridad comunicado adecuadamente. Y siguen los ejemplos, con motivo de las reformas, tanto la de educación como el pacto por México, opositores al gobierno lanzaron informaciones no ciertas las cuales, rápidamente, han sido descalificadas por ser aparentes, imaginarias o no ciertas.

En el juego de la política y la gobernabilidad, hay que entender que la comunicación es fundamental y es parte del ejercicio del poder. Otro ejemplo es que hace un poco más de un mes se presentaba un estudio sobre la deficiencia legislativa; ahora, ante la rapidez de las autorizaciones en el Congreso, ya hay periodistas que se quejan de la rapidez con que se dan las autorizaciones.

Nuevos tiempos para que los políticos, los periodistas y la sociedad se acostumbren a ver el nuevo tipo de comunicación. Con la reforma educativa ya empezamos a ver las falsas versiones de que la maestra Gordillo estaba furiosa con los anuncios de Peña Nieto en cuestión de educación, como se dijo en versiones periodísticas en un principio, para que después se negara esta versión.

Viejas prácticas que, al parecer, empiezan a no funcionar. Es necesario entender los nuevos tiempos.


Consultor

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