jueves, 12 de septiembre de 2013

Ley y democracia



Los gobiernos, tanto el de la Ciudad de México como el Federal, han hecho todo lo que ha estado en sus manos para logar una negociación, al parecer se requiere de una mezcla entre la ley y la democracia para mantener el Estado de Derecho.

Aleksander Peczenick afirma en su artículo “¿Democracia y Estado de Derecho- para quién?” que hay dos mecanismos institucionales que protegen a la civilización actual, la Ley y la Democracia, y que los ciudadanos de occidente, en estos principios del siglo 21, creemos firmemente en la Democracia y el Estado de Derecho y en su acción para cubrir las necesidades de los ciudadanos. El autor define al Estado de la Ley como el uso del poder público basado en las reglas y leyes vigentes.

Hoy, en México estamos viviendo un gran cambio, el gobierno actual decidió mover el Statu Quo hacia temas centrales para desanudar la economía, la política y la sociedad, pero esto implica que hay sectores que ven afectados sus tradicionales cotos de poder. En el caso de los maestros, el sector más afectado es la burocracia magisterial, sí, los mismos empleados del gobierno, los maestros sindicalizados.

Ayer, y los últimos más de cuarenta días, en la ciudad se vivió una serie de manifestaciones que terminaron en pequeñas refriegas callejeras entre maestros y granaderos. Han ido subiendo de tono y las manifestaciones se empiezan a generalizar en diferentes ciudades de todo el país; esto lo único que demuestra es que las reformas aplicadas verdaderamente pegaron a grandes intereses de grupos que se han convertido en poderes fácticos gracias a las tradicionales políticas clientelares de nuestro sistema político. Los ciudadanos estamos siendo presa de un grupo que está atacando al estado, faltando a la ley y rompiendo las reglas básicas de la democracia que dicen que las mayorías deciden el rumbo, vía la autorización y cambio de las leyes.

Esto ilustra que los maestros están infringiendo las reglas básicas que pretenden sostener a la civilización y al Estado mexicano. ¿No sería esto el mayor delito que un grupo determinado pueda hacer en contra de un país y su Estado de Derecho? Ya no estamos hablando de un grupo que pretende negociar una serie de beneficios o la falta de cumplimiento, estamos hablando de un grupo de personas que pretende desconocer las leyes, las Reformas y los órganos legislativos, que cancela los derechos de los demás, que agrede a las policías y que comete a diario una serie de delitos civiles y penales en contra de todas las leyes y reglas de la ciudad. Están rompiendo la lógica de una democracia.

Bajo esta óptica, es imperativo que se aplique la ley a los actos de abandono de empleo, daño a las vías de comunicación, actos vandálicos y agresiones que este grupo está haciendo en todo el país, es lo mínimo que los ciudadanos le estaríamos pidiendo a la autoridad por derecho propio, bajo el imperio de la ley y en respeto de nuestro pacto legal como país.

Y dadas las circunstancias de agresividad del movimiento, si no funciona el camino de la negociación, ya se hace urgente quitar los fantasmas de la represión del pasado y usar la inteligencia y el poder legal de la fuerza pública para hacer valer el Estado de Derecho; de otra manera, los esfuerzos de las reformas pueden convertirse en letra muerta.

Cierto es también que los poderes fácticos, buscan, a como dé lugar, a su muertito, para, como en el pasado, gritar que éste es un gobierno represor, pero, en este caso, la evidencia marca que ya se pasaron de la raya y que los gobiernos, tanto el de la Ciudad de México como el Federal, han hecho todo lo que ha estado en sus manos para logar una negociación, pero si estos grupos se niegan, la mezcla perfecta de la ley y la democracia será la única forma de mantener el Estado de Derecho.


Analista Político


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