martes, 11 de marzo de 2014

Mensajes dolorosos

En la historia de México, los ex presidentes siempre han sido medidos por sus declaraciones hechas ya que han abandonado el cargo. La lógica del sistema político mexicano indicaba que calladitos se ven más bonitos; recordemos el exilio de Porfirio Díaz y del mismo Plutarco Elías Calles, dos grandes lecciones del sistema a los ex presidentes. Una regla no escrita del sistema es, o era, que los ex presidentes deben de respetar al Presidente en funciones y no meterse en la política interna.

Ya en la época moderna recordamos varios incidentes. Echeverria mando a  Díaz Ordaz de embajador a España, otro fue aquel desplegado en la prensa mexicana que se le adjudica al ex Presidente López Portillo diciendo “¿Tú también, Luis?”, como queja contra el ex Presidente Luis Echeverria, incidente que termino con el envío de Don Luis como embajador del lugar más lejano de México. Otro ejemplo es la salida del presidente Salinas del país, después de una huelga de hambre en protesta por la persecución a su hermano. Parte de la tradición del sistema era la persecución de algún funcionario del sexenio anterior, con o sin motivo, simplemente para poner límite al poder del Presidente anterior.

Los tiempos fueron cambiando y mientras más jóvenes son los Presidentes, acaban su mandato con edades en donde aún hay un futuro por desarrollar. Algunos buscan los ámbitos internacionales, pero no todos pueden lograrlo, mientras que quedarse en casa sin hacer política puede ser algo imposible de logar. Sin embargo, a los Presidentes en funciones no les gusta y no les conviene el activismo político de sus antecesores.
                
En esta historia que se está escribiendo en México gracias a la alternancia, vivimos doce años de un partido distinto al tradicional en la presidencia, con una forma distinta de ejercer el poder que tuvo, como todo, claroscuros. Ahora, esta alternancia nos deja vivir y descubrir una nueva etapa del Presidencialismo en México, la actuación de los ex Presidentes del PAN; por un lado, Fox, quien se refugió en su rancho convertido en un centro de capacitación política y conectado con redes de ex presidentes internacionales y, de vez en cuando, con sus locuaces declaraciones; por el otro lado, Calderón, que trató de seguir la carrera internacionalista, pero que regresa al país para intentar hacer activismo político, ya sea porque se le acabó la beca del camino internacional o por puro gusto a la política.

Como parte de ese activismo, se le vio muy animado con una de las modernas herramientas de comunicación en las redes sociales, por lo que animadamente twitteaba todo tipo de mensajes: el más llamativo, la felicitación por la captura del “Chapo”. De repente, como dijera la famosa canción mexicana, “los mariachis callaron” ante el abatimiento del “Chayo”, delincuente que en su presidencia se había dado oficialmente por muerto. El twitt tardó en salir, hasta que más tarde surgió un mensaje doloroso en donde tiene que felicitar la acción del gobierno, pero, también, tiene, irremediablemente, que reconocer los yerros de su administración.


Lo que nos hace pensar que las reglas no escritas de los sistemas políticos, no son casualidad, sino causa de la experiencia política del pasado.

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